IBM: ¿cómplice nazi?
Es sabido por décadas que los nazis usaron los equipos Hollerith y la filial de IBM alemana durante 1930’s – Deutsche Hollerith Maschinen GmbH (Dehomag) – suplió los equipos Nollerith. Así como cientos de compañías extranjeras que hicieron negocios en Alemania en ese momento, Dehomag cayó en manos de las autoridades nazis antes de la Segunda Guerra Mundial. Es también ampliamente sabido que Thomas J. Watson (Padre) recibió y subsecuentemente repudió y devolvió una medalla otorgada a él por el Gobierno alemán por su rol en las relaciones económicas globales. Estos datos bien conocidos parecen ser los principales señalamientos para estas acusaciones recientes.”
Declaración de IBM ante el libro IBM y el Holocausto, Febrero 2010.
Willy Heidinger, que permaneció en el control de Dehomag, el 90% de propiedad filial alemana de IBM, era un entusiasta partidario del régimen de Hitler. Dehomag era la filial alemán de IBM con el monopolio en el mercado, antes y durante la Segunda Guerra Mundial.
El 12 de abril de 1933, el gobierno alemán anunció planes para llevar a cabo un censo nacional largamente demorado. El proyecto fue usado por los nazis como un mecanismo para la identificación de judíos, gitanos y demás grupos étnicos indeseables por el régimen. Dehomag se ofreció para ayudar al gobierno alemán en su tarea de identificación étnica, concentrándose en los 41 millones de residentes de Prusia. Esta actividad no sólo fue tolerada por Thomas Watson de IBM en Estados Unidos, sino además fue alentado activamente y apoyado financieramente, Watson viajó a Alemania en octubre de 1933 y la empresa el aumento su inversión en su filial alemana de 400.000 a 7.000.000 Reichsmark -aproximadamente $1 millón. Esta inyección de capital norteamericano le permitió a Dehomag la compra de tierras en Berlin para construir la primera fabrica IBM en Alemania. Para el autor del libro IBM y el Holocausto, Edwin Black, «mejorar las herramientas para lo que se consideró correctamente una relación financiera masiva con el régimen de Hitler.»
Black también asegura que un «acuerdo secreto» se hizo entre Heidinger y Watson durante la visita de éste último a Alemania que permitió a los poderes comerciales de Dehomag fuera de Alemania, empresa «ahora nazificado» para «eludir y sustituir» diferentes filiales nacionales y licenciatarios por «solicitar y entregar la tecnología de solución de tarjetas perforadas directamente a los clientes de IBM en esos territorios». Como resultado, la Alemania nazi pronto se convirtió en el segundo cliente más importante de IBM después del lucrativo mercado de Estados Unidos.
En su libro, Black afirma «sin la maquinaria de IBM, continuando el mantenimiento y el servicio, así como el suministro de tarjetas perforadas, dentro o fuera de las instalaciones, los campos de concentración de Hitler podría nunca haber logrado los números que hicieron».
¿Complicidad o casualidad?
El Derecho Penal Internacional ha evolucionado desde los Juicios de Nuremberg para ser capaz de juzgar a aquellos que cooperaron indirecta pero voluntariamente en crímenes de guerra. Ciertamente, el papel de IBM durante la Segunda Guerra Mundial es condenable pero cómo juzgar apropiadamente a una compañía privada en un contexto de guerra, cuando no existe un protocolo especifico para ello. Volkswagen, Ford, Kodak, Bayer fueron sólo algunas compañías que también estuvieron involucradas con el Gobierno de la Alemania nazi. Por ahora, lo único que se ha exigido a estas compañías es compensaciones monetarias y disculpas públicas, pero reconociendo la importancia cada día mayor, de las grandes empresas a nivel mundial ciertamente es oportuno crear estrategias que permitan asegurar que la empresa privada sea capaz de adherirse al Derecho Internacional Humanitario en contextos de guerra.
El componente general que ha dado pie a estas situaciones es el desconocimiento desde el mundo empresarial con respecto a los conflictos bélicos; por ello el Comité Internacional de la Cruz Roja ha elaborado en Consejo de Delegados, noviembre de 2001, un plan de acción para establecer un enfoque común con respecto a cuestiones importantes de interés, en relación con el sector empresarial. De ésta manera se combate a través del dialogo franco los métodos de las empresas privadas en territorios en combate, y al mismo tiempo el CICR recibe apoyo por parte de éstas empresas para sus operaciones.
“El Comité Internacional de la Cruz Roja está convencido de que merece la pena darle una oportunidad a este enfoque”
Como reflexión final la posibilidad que tuvo el gobierno nazi para identificar a las minorias étnicas, victimas de persecución desde 1993 hasta el holocausto finalizado en 1945, con el apoyo de la tecnologia del momento invita a cuestionarse sobre los peligros que el llamado poder informático representa para los ciudadanos del siglo XXI, cuando el Estado y las empresas tiene la posibilidad de conocer profundamente los aspectos mas íntimos del individuo.
¿Qué podrá hacer un Estado totalitario con las infinitas posibilidades que el acceso a la información le brinda?